Los taburetes de diseño pueden ser una gran elección para la decoración de tu casa. Y no te engañes son mucho más que la compañía perfecta de la barra de un bar. Hoy voy a hablarte de como conocí yo algunos de los preciosos taburetes presentes hoy en Carla Key. 

Los taburetes y el Jazz

El jazz es uno de los sonidos más bohemios y relajantes que la música ha creado. Es por ello que tiene tantos seguidores, personas que verdaderamente disfrutan de un ambiente con ritmo y con mucha improvisación.


Hace poco he descubierto uno de esos increíbles lugares en el centro de la ciudad y solo puedo decirte que ¡Estoy deseando volver! No salí con muchas pretensiones pero, al llegar me iluminó su decoración años 50, con sus mesas redondas y pequeñas y unas luces auxiliares que regalaban la luz básica para ver donde tenias la copa y poco más.

Había gente y bullicio esperando que salieran los músicos a comenzar su actuación. Me pareció un lugar super agradable y me dije - a mis amigas también no creáis que salgo sola - “Vamos a la barra a tomar algo”. Al llegar a la barra lo primero que me impresionó fué la pared. Me llamó la atención el papel de pared que habían utilizado para decorarla. Un papel de color azul, de esos azules oscuros, profundos al que le acompañaban una enormes flores estampadas en color blanco y otras de color mostaza. Me sentí impresionada por la decoración y también por la velocidad a la que el camarero servía cócteles.

En esas comenzó la actuación y las mesas se llenaron dejando libres varios taburetes. Nosotras lo agradecimos por que una cosa es salir de casa sin pretensiones y otra es salir sin tacones. Y en ese momento, lo descubrí. El taburete Jazz, de la Marca Pedrali. Si esperabas que fuera un hombre tengo que decirte que no, esto fue mucho mejor. 

Este taburete es una pasada, tiene la altura justa, 77 centímetros por lo que no resulta incómodo a la hora de sentarse más bien todo lo contrario. Tanto el asiento como el respaldo son muy mulliditos por lo que la sensación es genial al sentarse. Mientras disfrutabamos de la actuación con nuestros cócteles en la mano, no pude evitar prestarle atención al taburete. La estructura del taburete es ligera pero se nota la resistencia del acero. El tejido con el que está fabricado era aterciopelado en un color azul verdoso pero también pude ver que en otra zona del pub había taburetes tapizados en terciopelo rojo. Me pareció una pasada.


Todas mis amigas dijeron los mismo porque ya sabéis que parte de la gracia de los espectáculos de jazz es la improvisación y eso genera que nunca se sepa cuando acaba la actuación. Y nosotras, como las notas que salían del saxofón, nos dejamos llevar por el ritmo, el ambiente y nuestros fantásticos taburetes que convirtieron una noche sin altas expectativas en un descubrimiento mullido y precioso.

El día que descubrí el Taburete Osaka

Todas tenemos comidas, cenas y eventos de trabajo a los que no podemos esquivar ir. Nos gustaría evitarlo pero el decoro y lo que ahora se llama Networking - pero que toda la vida a sido quedar despues de salir - nos obliga a cumplir de vez en cuando. Da igual si tu comida es con un cliente pesado que quiere hablarte por quinta vez del mismo cambio que quiere pero nunca se atreve a hacer o bien si se trata de una comida rápida con compañeros de trabajo en las que apenas hablas de nada porqué en un visto y no visto te ves de vuelta al trabajo sin tiempo para dejar que se enfríe la leche del café. 


A mi me toco una de las primeras, una tediosa comida de trabajo con un cliente que quería plantearme cambios y más cambios y más cambios. Yo por mi parte quería aprovechar la salida y puesto que dijo que invitaba y no tenía mucho tiempo busqué un lugar cerca de su oficina y encontré uno muy mono y muy nuevo que acababan de abrir.


Un restaurante japonés del que me habían hablado y del que las opiniones en internet eran muy buenas, así que allí nos fuimos. No se si es mi interés por lo oriental - a pesar de que todavía no he encontrado el impulso suficiente para tantas horas de vuelo - o fué cosa del maravilloso libro que me leí sobre la vida de una geisha, que cada vez voy más a restaurantes japoneses cuando antes los ignoraba por completo.El local era pequeño. Nada más entrar se veía frente a ti al cocinero en y una barra con taburetes era todo el mobiliario. El hombre realizaba distintos platos que iba colocando a lo largo de la barra.


La cosa era fácil: siéntate y come. Me pareció muy básico aunque pronto descubrí que la calidad no necesita escaparate. Nos sentamos en unos taburetes geniales. Sencillos, ligeros y super cómodos. Los taburetes Osaka, de la marca Pedrali tienen una estructura en patín de acero y carcasa de contrachapado de fresno. Una madera de color claro, suave y que barnizada permite ver su veta. Su respaldo es bajo para no ocupar espacio y hacerlo sencillo de guardar, muy en línea con la funcionalidad de los taburetes. Me gustó mucho su diseño por su naturalidad y por lo ligero de su peso.


La comida fue rápida y productiva y nos hubiéramos podido quedar toda la tarde sentados en los taburetes gracias a su ergonomía pero la comida acabó cuando el cliente me dijo por sexta vez que quería hacer cambios pero necesitaba meditarlos un poco más. No me vi capaz de soportarlo ni estando sentada en el taburete más ergonómico de la historia. Muy agradecida y invitándole a una próxima comida en aquel mismo lugar me fui con la excusa de una reunión.


No todo se consigue siempre rápido o la primera, hay que insistir y si es en ese taburete, puedo zampar cien mochis hasta conseguirlo.

Los taburetes siempre presentes en la vida bohemia

El estilo industrial nació en Nueva York. A mi siempre me ha flipado. Por qué se trata de convertir un espacio dedicado a almacenar cajas, metales o que tuvo hornos industriales en un espacio renacido convertido en hogar.


Muchos bohemios y artistas se instalaron en viejas fábricas allá por los años 50, tenían el espacio necesario para sus mesas de trabajo - y porque los alquileres eran muy baratos, que el artisteo no siempre está bien pagado.


De aquí nace un concepto decorativo basado en tuberías vistas, paredes de ladrillo y techos de hormigón desnudos y visibles ambientados por colores sobrios y fríos como el gris y materiales como hierro, aluminio, cemento o vidrio expuestos en su formato más natural, para que me entendáis, en crudo. Visité hace poco uno de los esos enormes espacios diáfanos que emulaba los mejores tiempos en los Greenwich Village de Manhattan y la verdad me fascinó.


Mi parte favorita fue la de creación. Unas mesas enormes de dibujo en las que nacían bocetos de muebles y dibujos de comics. ¡Estos lugares te inspiran! Taburetes como el Ovid Counter de Duthbone son inspiradores, cómodos, prácticos y todo lo que se te ocurra. Te decoran la casa y a la vez te permiten trabajar en este formato, rodeado de mesas altas y caballetes de pintura. Me encanta. Quizá por que yo siempre he dibujado fatal y lo envidio profundamente.


El taburete Ovid tiene ese rollo tan vintage. Ese rollo vintage con elegancia que simplemente me flipa. Si la calidad se paga y se siente, este taburete es pura sensación. Tiene 61 centímetros de altura y lo han creado en un color sobrio y que pega con todo, el negro y luego han hecho otro color un verde cian en el que destacan más sus detalles de hierro gastado. Es un diseño con un estilo diferente, original y muy personal.


¿Cual es el taburete que te gusta más? Te dejo aquí abajo algunas ideas para que encuentres inspiración